Me pareció un ejercicio de irresponsabilidad y propio de un talante más bien antidemocrático que el señor Oriol Junqueras afirmase que la declaración soberanista debía llevarse adelante al margen de lo que digan el Gobierno español y/o los tribunales. Lo mínimo que se le puede pedir a un cargo político es su compromiso de defender las ideas que representa acatando la legalidad y las estructuras democráticas, que son la garantía del Estado de derecho. No importa si es un camino más lento: saltarse las leyes no puede ser nunca un medio para llegar a un fin. La estructura democrática tiene que seguir evolucionando y permitir cada vez más debate y más movilidad, pero los ciudadanos no necesitamos ni nos merecemos políticos que se consideren más allá del bien, del mal y de la legalidad, porque quienes pagamos los platos rotos somos nosotros. Sí necesitamos, más que nunca, representantes capaces de dar siempre un paso más en aras del bien común y la convivencia pacífica.
Acatar la legalidad
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