La rueda

No me desahucien, por caridad

Si usted es uno de esos ejecutivos agresivos de la honorable sociedad de banca, autor intelectual de la estrategia suicida de hacer crecer a su entidad como fuera, donde fuera y para lo que fuera, no se preocupe y disfrute de susbonus; el Estado se hace cargo. Por gentileza del Gobierno y del contribuyente se crea unbanco malopara limpiar su porquería, gratis total para usted. No se hace por su bien, se hace por el de todos. Por eso se sufraga con dinero público. No importa el riesgo moral de recompensar al mal gestor. Solo cuenta el riesgo sistémico de que no haya esos créditos que ya no se dan.

Si usted es un asalariado, autónomo o pequeño empresario que confió demasiado en su entidad bancaria, o no sabe leer contratos, o se pierde en la verborrea de cifras, o desconocía la financiación creativa, qué quiere que le diga, es usted responsable de sus actos. Jódase y aprenda para la próxima vez. Nada personal, solo negocios. A los bancos les duele más que a usted desahuciarle, en serio.

Pero para que vea que somos buena gente solidaria, sepa que nos lo vamos a pensar si resulta ser usted pobre, muy pobre; viejo, muy viejo, o está enfermo, muy enfermo, o tiene hijos a su cargo que no tengan aún la edad para coser en un taller o montar microchips en un garaje. En su caso no cuenta el riesgo sistémico. Importa el riesgo moral. Las deudas son sagradas, y si no respetamos ese principio advendrán las siete plagas, el fin del mundo, el Anticristo y otro tomo de las memorias deJustin Bieber; todas las desgracias juntas.

Lo peor de tanto cinismo es pensar en qué parte del camino las huelgas se convirtieron en un problema de orden público, cuándo fue que gobernar dejó de ser un ejercicio de justicia e igualdad de oportunidades para volver a ser un asunto de caridad y beneficencia para con los necesitados.