La rueda

La imagen de España en el mundo, hundida

Durante unos cuantos años, España fue la niña mimada de la prensa y de los foros internacionales, siempre tendentes a plasmar imágenesfuertesaunque no respondan estrictamente a la realidad. Hasta que empezó la crisis, nuestro país era casi sinónimo demilagroeconómico y de ejemplo mundial de cómo se podía construir una democracia en paz y en poco tiempo. La primera percepción se borró de golpe a partir del 2008, y hoy España es vista como el mayor problema, junto con Italia, que tiene la Unión Europea. Más recientemente, y gracias a varios hechos que han sido noticia en todo el mundo, también la calidad de nuestra democracia ha sido seriamente cuestionada.

Los seguidísimos procesos contraBaltasar Garzón han llevado a los diarios que más influyen en la opinión de las élites occidentales a dudar de la imparcialidad de la justicia española, y también de que nuestro terrible pasado haya sido plenamente superado: «Los juicios son un eco del totalitarismo franquista» (The New York Times); «Han sido una venganza inspirada políticamente» (Financial Times).

El encausamiento del yerno del Rey ha sido destacado en la prensa y las televisiones de todo el mundo, y hasta en diarios conservadores británicos que apoyan a su monarquía la credibilidad de la Casa Real española ha quedado peor parada que en los españoles. La condena aAlberto Contadorha llevado a cuestionar el éxito del deporte español y a sugerir que nuestras autoridades toleran el dopaje: no solo en los diarios franceses, sino también en los norteamericanos.

Todo ello, y la constante aparición de datos que muestran nuestras profundas debilidades económicas -los récords de paro, los déficits y la insostenibilidad de nuestros gastos sociales, la crisis de una banca que antes se creía modélica-, está creando en el extranjero la sensación de que la España pasada, la delmilagro, tenía más de bluf que de realidad. Y si no se abunda más en esa idea es porque salvar a España del desastre interesa a todos.