Cambios en el paisaje barcelonés

El Paral·lel quiere volver a ser activo

El proyecto base para remodelar el barrio pretende evitar una urbanización dura y monumental

El Paral·lel quiere volver a ser activo_MEDIA_2 / PERICO PASTOR

Recientemente comenté en estas páginas un proyecto de reforma del paseo de Gràcia y la Rambla de Barcelona. Se pueden añadir otras iniciativas basadas en el mismo método: resolver temas de estructura urbana y de significación global a partir del microurbanismo e incluso del modesto reciclaje, un método eficaz para un nuevo renacimiento del paisaje urbano de Barcelona. Hace unas semanas, en El Molino hubo una fiesta para celebrar el apoyo del nuevo ayuntamiento de CiU a unos ciudadanos que habían iniciado, en época del tripartito, un proyecto de remodelación del Paral·lel, el gran eje olvidado de los barceloneses. Se hizo ahí porque todo comenzó con la recuperación de este espacio gracias a la polifacética empresariaElvira Vázquez.

CON ENTUSIASMO ciudadano, se constituyó una fundación con un acrónimo sugerente: FEM (Fundación El Molino), que sugiere inmediatamente los eslóganes: Fem Paral·lel, Fem ciutat, Fem civisme.Se incorporaron ciudadanos y asociaciones del barrio y encargaron a un técnico (el estudioJordi Pardo) un diagnóstico sobre la situación y las perspectivas de la avenida y su entorno en los aspectos sociales, económicos, culturales y urbanísticos. Establecieron un sistema de colaboración con el ayuntamiento (Oriol Clos) y con los arquitectos de la propia FEM (BOPBAA). Así, quemando etapas, han llegado a encargar a ocho despachos jóvenes -ilusionados y competentes- unos proyectos básicos que deben servir como documentos de partida para toda la transformación del barrio, subdividido en cuatro subsectores, cada uno de los cuales tiene unas características diferenciadas. El primero es el arranque de la avenida, con el conjunto de las Drassanes y la vecindad del puerto y la Rambla. Esta doble vecindad debería justificar una reordenación que descargase a la Rambla de tráfico y de atención turística y que potenciase la relación con el puerto y estableciera la base del tridente Paral·lel/ Rambla/Moll de la Fusta. El segundo subsector es el eje entre los barrios de la Rambla y el primer Poble Sec, al pie de Montjuïc. Es lo que aún almacena los restos de aquel Barrio Chino que ha dejado recuerdos desmesurados gracias a las apuestas literarias y al esplendor canalla de una época negra pero banalmente creativa. Esta debe ser una de las zonas urbanas del mundo con mayor densidad de teatros y salas de espectáculos, un tema que debe cohesionar las iniciativas de todo el barrio. El tercer subsector es el área central, entre el Eixample y el Poble Sec, preferentemente residencial, al que merece devolver la dignidad de los primeros proyectos -cuando había empezado a construirse con dos aceras porticadas-, revisando los trazados dislocados de las manzanas deCerdày toda la sección transversal que debería mejorar el espacio exclusivo para peatones, la riqueza del arbolado, el alumbrado, las terrazas de los bares, la ocupación de las calzadas, etcétera. El último subsector viene marcado por las grandes instalaciones de la Fira, los residuos de la Expo del 29 y la nueva vitalidad distributiva de la plaza de Espanya.

El propósito de los participantes es evitar una urbanización dura y monumental, porque es difícil definir funciones especializadas. Hay que imponer es una flexibilidad que admita los cambios de escenario, trabajando sólo con elementos provisionales o efímeros.

Hace poco se celebró una fiesta popular en el barrio que fue ejemplar en este sentido: se ocuparon con escenarios y mercados durante un día o un fin de semana las calles, parques y jardines, aceras y calzadas y se cerró el tráfico. Se comprobó que, a pesar de -o gracias a- no imponer transformaciones definitivas y radicales, el paisaje se podía adaptar a las nuevas funciones puntuales aplicando una planificación más sociológica y política que morfológica y funcional. Más teatral, cambiable y efímera que la arquitectura dogmática.

AHORA ES necesario que las buenas intenciones se concreten: el paseo de Gràcia, la Rambla y el Paral·lel podrían ser el comienzo de una nueva reconstrucción de Barcelona. El Paral·lel tiene dos indicadores muy positivos. Primero: demuestra que el nuevo ayuntamiento está dispuesto a continuar una operación que había iniciado el anterior, confirmando una continuidad al margen de partidismos. Segundo: la participación ciudadana funciona de manera distinta que en otras operaciones. En vez de atender el griterío de agravios particulares, la voz ciudadana toma la iniciativa y arranca con unas consultas profesionalizadas para seguir un itinerario donde se diferenciarán las decisiones políticas, los signos básicos de la participación y la eficacia profesional.

Arquitecto.