Rajoy se sintió aliviado tras el debate. Acababa de superar su prueba de fuego.Su objetivo era resistir. Y resistió.Su sonrisa al abandonar el Palacio de Congresos era muy significativa. Expresaba relajación y tranquilidad. Era la sonrisa del triunfo. Ya no le quedan obstáculos que superar, solo dejar que corra el tiempo.

Su sonrisa no era la única.El resto de miembros de su equipo: Ana Mato, González Pons y Jorge Moragastenían la misma, pero con un punto de malicia.Era la de los estrategas que saben que han hecho bien su trabajo. Todo, o casi todo, salió como habían planeado.

La llegada deRajoy a la sede de su partido también formaba parte del espectáculo. En elPP lo sabían a la perfección. En las televisiones, la imagen en directo deRajoyavasallado por fans que le jaleaban como a una estrella de fútbol.La sonrisa permanecía en su rostro. Uno tenía la sensación de estar viendo a un campeón olímpico llegando a su pueblo tras ganar una medalla.Interiorizamos éxito, victoria y triunfo.

Esta imagen de Rajoy. Las valoraciones de los debates desde las sedes de los partidos son una bufonada considerable. Cero autocrítica y siempre vencedores.Un poco de sensatez iría muy bien para acompañar a la sonrisa del triunfo.