El epílogo

¡Es el euro, estúpidos!

En el Dragon Khan en que se ha convertido el mercado mundial de la deuda soberana, España e Italia se precipitaron ayer por la más vertiginosa pendiente que hasta ahora habían conocido. Como sucediera antes con el desplome de Grecia, Irlanda y Portugal, el pánico se apoderó de los parqués y la prima de riesgo de ambos países rompió el techo de los 300 puntos básicos. Lo que significa, muy esquemáticamente, que los mercados dudan de que España e Italia puedan devolver sus créditos, así que elevan sensiblemente el peaje que les imponen a cambio de nuevos préstamos.

A raíz de la crisis griega, en la primavera del 2010, hizo fortuna una expresión,riesgo de contagio, que resulta tan gráfica como sesgada. Porque el contagio de un virus --en este caso, la insolvencia griega, irlandesa o portuguesa-- suele producirse por contacto con el organismo infectado. Pero en esta epidemia la infección se produce por inoculación: las agencias de ratingdescalifican (califican a la baja) la deuda soberana de un país, los inversores disparan las órdenes de venta y, de golpe, todo un Estado miembro de la Unión Europea queda a merced de los especuladores, a los pies de los caballos.

En el último año y medio, España ha hecho los deberes en cuanto a la contención del déficit y a las reformas estructurales acometidas. Así lo reconocen todos los organismos internacionales. Que, a pesar de ello, las presiones financieras persistan demuestra que el problema no son las economías nacionales, sino la fragilidad de las instituciones comunitarias y el vetusto nacionalismo de los líderes europeos, empezando por la alemanaAngela Merkel.Dicho de otro modo: su clamorosa incapacidad para anteponer la defensa de la divisa común a la de sus intereses locales. ¡Es el euro, estúpidos!

Respuesta firme y unitaria

Fracasado el primer salvamento de Grecia y empantanado el segundo, es obvio que ni la UE ni el FMI estarían en condiciones de rescatar a economías del porte de España o Italia. Solo restan dos alternativas: o el Eurogrupo repele unido y con firmeza estos envites especulativos o Europa entera se deslizará por el sumidero.