Gente corriente

Wílmar Cabrera: «Cuando Rosario Central se quedó sin jugadores, yo fui y me ofrecí»

Futbolero. Su profesión la eligió por el fútbol, a fútbol ha jugado con olvidadas glorias y del fútbol hizo una novela.

«Cuando Rosario Central se quedó sin jugadores, yo fui y me ofrecí»_MEDIA_1 / JULIO CARBÓ

Estampas del Gullit. Wílmar Cabrera, colombiano, más conocido como el Gullit. Uno: cuando fue a Jamaica.

-Jamaica. ¿Qué hacía en Jamaica?

-Me fui a estudiar inglés.

-¿En Jamaica?

-Sí. Todo el mundo que quiere estudiar inglés en el extranjero se va a Inglaterra o a Estados Unidos, ¿no? A mí, no sé: me apetecía algo distinto.

-¿Las rastas son de entonces?

-No, las rastas son de antes, pero en Jamaica me ayudaron a mimetizarme, ¿sabe? A pasar desapercibido.

-No estuvo las 24 horas aprendiendo inglés, ¿no?

-No, claro. Tenía unos ahorros, pero, sabiendo que en algún momento me iba a quedar sin dinero, me compré una Polaroid con la intención de vender fotos a los turistas. Aunque la verdad es que fue un desastre. Me fue bien un día, nada más. Fatal. Por lo demás, jugaba al fútbol, claro.

-Claro.

Estampas del Gullit. Dos: cuando tocó el balón con el Pibe Valderrama.

-¿Dónde fue eso?

-Esto fue en Samaná, en la República Dominicana. En la playa.

-¿Y qué hacía allí?

-Pues mire, esa fue una época de mi vida que trabajé en televisión, y más exactamente, en algunos realitys. Este en particular se llamaba Desafío 2004, que era una especie de Isla de los famosos a la colombiana, y uno de los famosos que participaban era el Pibe. Pues resulta que en un momento dado lo echaron del programa, y por contrato tenía que quedarse unos días en Samaná, así que de vez en cuando bajaba a jugar a la playa. Yo jugué poco, la verdad: me lesioné.

Estampas del Gullit. Tres: cuando fue defensa de Rosario Central.

-Seamos claros: le gusta el fútbol.

-Sí, siempre me ha gustado; adonde he ido he tenido un equipo, he buscado un hueco para poder jugar.

-Y en el campo es el Gullit.

-Por las rastas. Por el parecido. No porque sea bueno.

-¿Y esto de Rosario Central? ¿No será este equipo de inmigrantes al que unos dementes casi matan, no?

-El mismo. Yo acabé jugando ahí después de ese episodio, precisamente, porque después de la agresión el equipo se quedó casi sin gente. Así que... eso: fui y allí me ofrecí.

-Tercera Regional, ¿no?

-Sí. Yo lo veo de este modo: cumplí el sueño, el objetivo de todo jugador suramericano de jugar en Europa.

-De todos modos, el fútbol le gusta... pero no solo para jugarlo, ¿no?

Estampas del Gullit. Cuatro: cuando el Gullit se convirtió en periodista.

-No. Es cierto. A mí la primera vez que me dio por escribir algo fue viendo un partido del Mundial del 82, el inaugural, el que Bélgica ganó a Argentina 1-0. Cuando acabó el partido... yo era un niño, ¿eh? Bueno, cuando acabó el partido, subí al cuarto de mi hermano, cogí su máquina de escribir y me puse a teclear: «Bélgica derrotó a Argentina en el partido inaugural...». Cuando en la universidad me preguntaron por qué quería ser periodista yo dije que por Erwin Vandenbergh. El del gol.

-Y si le gustaba tanto el deporte, ¿qué hacía trabajando en realitys?

-Ojalá fueran solo los realitys... La verdad es que tuve como 10 trabajos... y no estoy exagerando... Diez trabajos, todos en periódicos, revistas, canales de televisión, y nunca pude hacer deportes. Que es lo que me gusta. Tuve que esperar como ocho años.

Estampas del Gullit. Cinco: cuando el Gullit se instaló en Barcelona.

-¿Por qué se vino?

-Por mi mujer. Hace un par de años le dieron beca para un doctorado.

-¿Y usted? ¿A qué se dedica?

-Básicamente, a colaborar con algunas revistas. Además, aproveché el tiempo para estudiar creación literaria, y escribir una novela, mi primera novela. Es mi proyecto final.

-¿De qué va?

-De fútbol. Tiene que ver con un partido que se jugó aquí, en Barcelona.

-De fútbol, claro. Obvio.

-Sí. Ya es tiempo de que el fútbol dé el salto definitivo de las páginas deportivas a la literatura de ficción. O eso creo yo. Si la crónica judicial pasó de los diarios a los libros como «novela negra», ¿por qué el fútbol no puede crearse su propio espacio como subgénero literario?

-¿Pensaba en eso al escribirla?

-Más o menos.