Gente corriente

Bereniç Serrano: «Mi sueño es ser patronista de los desfiles de Disneyland»

'Cosplayer'. Detrás de su afición a disfrazarse de heroínas de cómic se esconde la pasión por los patrones.

«Mi sueño es ser patronista de los desfiles de Disneyland»_MEDIA_1 / el periódico

Empecemos por aclarar quecosplay viene decostume(disfraz) yplay(juego). De origen japonés, la cosa consiste en disfrazarse de los héroes y heroínas de la serie de televisión, manga o anime favoritos. Pues se da el caso de que en Gavà tenemos a una de las mejorescosplayerdel mundo: Bereniç Serrano.

-Gavà no es Tokio. ¿Cómo le dio a usted por el cosplay?

-Cuando tenía 14 o 15 años fui con unas amigas al Salón del Manga de Barcelona y vi a gente disfrazada de personajes. Me gustó tanto la idea que al año siguiente improvisamos nuestros propios vestidos.

-¿Qué gracia diría que tiene?

-Yo estudio patronaje industrial en la Escuela Guerrero y elcosplayme da pie a hacer patrones fantasiosos, con lazos grandes y muchos colores. También me gustan los maquillajes y las pelucas. Y todo esto culmina con una actuación de un minuto y medio en un certamen. Detrás del minuto y medio de Japón hubo un año de trabajo.

-¿Japón, dice?

-Sí. En el 2009 hice un traje de la Marie Antoinette de la serieVersalles No Bara muy complicado para el Salón del Manga y ganamos el viaje para participar en el World Cosplay Summit de Nagoya, donde mi compañera y yo quedamos segundas. Nos trataron como a estrellas.

-¡Repámpanos!

-Nos recibieron en el aeropuerto, nos pasearon, nos llevaron a fiestas, cortaron una calle para que desfiláramos y nos acabaron invitando a un programa de televisión, en el que debíamos expresar nuestra opinión sobre distintos tipos de sushi.

-¿Fue una niña de disfraces?

-Sí. También le hacía vestidos de plastilina a las Barbies, que luego no podía despegar... Más tarde mecostumizabalas camisetas. Me gusta llevar a la realidad un dibujo ideal. Mi sueño sería ser patronista de los desfiles de Disneyland. Creo que meto en los vestidos mi visión, interpreto qué tejidos le convienen al personaje y al contexto histórico. Disfruto mucho.

-Se nota.

-Tengo mucha suerte porque sé qué me gusta y qué quiero hacer. Soy bastante rápida de ejecución, busco sorprender a la gente y siempre intento la perfección. De algún modo, elcosplay me permite hacer unbookpara, en el futuro, llamar a las puertas del teatro, la ópera, los musicales.

-¿Cuántos trajes ha hecho?

-Unos 22. Aparte del de Marie Antoinette, he hecho el de Lunch de Dragon Ball-una chica frágil e inocente con el cabello azul que, cuando estornuda, se le pone rubio-, el de carta Glow deCardcaptor Sakura...

-¿Su favorito?

-Candy me gusta mucho.Candy, Candyes un manga clásico que cuenta la vida de Candice White, una huérfana dulce y optimista, a la que le pasan muchas cosas. Yo veía la serie al volver del cole. Luego me interesé por elmerchandising y los disfraces.

-O sea, que no es usted rara.

-Que esto sea minoritario no quiere decir que sea raro. Es una forma de explorar un mundo que no conozco. En el manga y el anime hay muchos géneros: terror, amor, intriga, lucha. Últimamente he descubiertoKuragehime,que va de unas chicas que viven juntas pero que no quieren socializar con los demás. Explica el fenómeno de loshikikomori,los que viven recluidos en su habitación.

-Usted, nada que ver...

-No, no. Tengo novio y amigos, salgo y me divierto. A mí lo que me gusta de todo esto es el proceso creativo.

-Un proceso nada barato, imagino.

-Imagina bien. Tengo buenas máquinas -una semiindustrial que hace bordados y una overlock- y miro mucho los tejidos. ¡Nada de disfraces de rasito! Si hago un vestido de época y necesito jacquard y gasa, pues jacquard y gasa. El vestido de Candy que presenté en Japón pudo costar unos 800 euros, con los cancanes, las telas, las perlas, la pasamanería, losgadgets.Pero no gasto en otra cosa, ¿eh?

-Una pregunta embarazosa: ¿La cosplayer tiene un componente erótico?

-Es evidente que vas disfrazada y habrá quien te juzgue como a una modelo. Todo depende de la mirada.

-También hay quien les mira como a friquis...

-Ha habido una cierta distorsión. A veces plantan cámaras de televisión en los certámenes, hacemos una pequeña interpretación por cortesía, luego editan las imágenes y enseñan un lado friqui que no es. Se ríen de todo el trabajo previo. Y eso no es nada gracioso.