La rueda

La enigmática mirada de la Gioconda

La contemplé por primera vez a los 18, aprovechando un viaje al París dondeMaria SchneideryMarlon Brandocomían naranjas mecánicas con mantequilla amarilla a paso de tango. A ellos les miré el culo; a la Gioconda,la cara. Y, acojonado ante su condición de obra de arte, no supe ver que ella, desde el fondo de su enigma, también me miraba a mí y solo a mí. Creo que le gusté.

Nos hemos ido viendo de vez en cuando; yo, a cada encuentro menos joven, mientras que a ella la iban restaurando. Por los diarios me enteré de que unos científicos habían formulado el porcentaje de sentimientos contrarios que anidan entre su sonrisa y su mirada y que algún desaprensivo había intentado rajarla. Y ahora me la encuentro protegida por vidrios antibalas, tres vigilantes, barricadas y cordones de seguridad para guardar las distancias. Nada ha cambiado: desde unos metros más lejos, gentes venidas de todo el planeta siguen fotografiándola, grabándola en vídeo, girando en semicírculo sin perder su mirada... Cuando acaben con ella irán a por la torre de Pisa, elGuernica, las pirámides: les gusta tanto el arte que se lo llevan a casa.

Después de reflexionar mucho sobre ello, acabo de descubrir

el verdadero enigma de la Mona Lisa, el porqué de que un día u otro de nuestra vida todos acabemos peregrinando entre incómodas multitudes hasta su sala. La clave reside en aquel proverbio deAntonio Machado: «El ojo que ves no es / ojo porque tú lo veas / es ojo porque te ve». Sí, vamos a que nos vea, no a verla a ella: de la misma manera que algunos viejecitos feos viajan a Cuba para que las mulatas jóvenes se fijen en ellos, muchos nos acercamos al Louvre para que la mujer más cara, inasequible y deseada del mundo sepa de nuestra existencia y, desde su extrema elegancia, nos perdone que nos presentemos ante ella en chancletas, pantalón corto y camiseta sudada, mirándola con ojos de turista adocenado, con la misma cara boba con la que observamos a la Venus deBotticellio Milo, a la Maja Vestida o Desnuda o a cualquier señora puta delbarrio rojo de Amsterdam.