Resulta casi imposible contener las sonrisas, y a veces incluso las carcajadas, ante las ilustraciones de Lucía Be. ¿La clave? Una mezcla de humor y situaciones cotidianas aderezadas con dibujos, fotografías y recuerdos plasmados en palabras. 'No me da la vida. Diario de una dama sobrepasada' es el nuevo libro de Lucía Be, una periodista que dejó su trabajo para irse a vivir a un pueblo apartado y que ahora se define  a sí misma  como  «cuentista, dibujanta, diseñadora y sombrerera en sus ratos libres». 

En este diario de 160 páginas, compuesto de pedacitos de su vida que fue recopilando en notas de móvil y libretas, Lucía nos abre las puertas a sus dramas y luchas diarias con el tiempo y con sus propios miedos. Es ahí, precisamente, donde reside su encanto: es imposible no verse reflejado en las situaciones y «neuras», como las llama ella, que describe. Y si al leerlo no piensas en ti mismo lo harás en todas las veces que tuviste que aguantar la histeria de tu mejor amiga o de tu hermana o de tu madre. 

La empatía con la autora será tanta que no te sentirás tan culpable la próxima vez que se te vaya el día procrastinando o cuando digas aquello de «hoy me voy a dormir pronto» y a la una de la mañana sigas despierto con el móvil en las manos. Nos pasa a todos, admitámoslo.

Y aunque no se trata de un libro de autoayuda, te dejará algunas sabias enseñanzas, adornadas con una bonita ilustración. Por ejemplo: «Cuando creas que el mundo se hunde, queda con una amiga para arreglarlo». O «Aprovecha el ahora, quiérete. Abraza tus lorzas y tus huesos». Porque Lucía defiende que «está bien levantarse tarde, liarla parda, llorar sin saber por qué» y que hay que aprender a encarar con humor aquellos días en que lo único que puedes pensar es: «Necesito un ctrl+z en mi vida».

El diario de Lucía Be es una oda a las imperfecciones y también a los sabios consejos de una madre, a las ocurrencias de los niños, a las películas que nos montamos en nuestra cabeza, a hacer bizcochos con plátanos pochos para alejar el estrés... En definitiva, a todos aquellos momentos que nos «dan la vida».