Sopa de Cabra, un alma que sigue brillando en el Palau

Sopa de Cabra evoluciona y su gente, el consistente núcleo duro de fans, le sigue el ritmo y el juego, llenando este martes el Palau de la Música, sala que acogió al grupo por primera vez en 1998. En aquellos tiempos, que el rock asaltara la sala modernista tenía todavía algo de profanación. Pero ni el Palau es el mismo que entonces (felizmente, hay que decir) ni tampoco Gerard Quintana y compañia son aquella banda de descamisados rocanroleros. Bueno, ni siquiera el rock es lo que era, pero eso lo dejaremos para otro artículo.

Hubo un ambiente de noche con significado, de gala o casi, con un público que había crecido con Sopa y que respondió bien a un guion que el grupo basó en primera instancia en el material de su era post-2015. Tras arrancar con un clásico, ‘El boig de la ciutat’, en versión semiacústica, fue la hora del nuevo álbum, ‘Ànima’, recorrido al completo (ocho canciones), con las cadencias recogidas de ‘Temps de sega’, compartida con Beth (que se quedó luego como corista), y ‘Ànima animal’, con Pol Batlle. Metáforas sobre cosechas amorosas y cavilaciones sobre el desconcierto generacional ante los cambios de reglas del mundo moderno. 

Los colaboradores son troncales en ‘Ànima’ y fue una lástima que la mitad cursaran baja. Hay que anotar a Triquell, que reforzó el nervio sarcástico de ‘Que et vagi bé’ y, en otro extremo, Anaïs Vila en la pieza más delicada, ‘L’amor no cau del cel’. Puntos álgidos, bien acompañados de la ofrenda pop de ‘Hyde Park’ y de la ceremoniosa ‘Un altre temps’. Y de piezas valiosas de su era moderna, como ‘Cercles’ o ‘Quan es faci fosc’ (uno de los finos solos de Josep Thió). Al bajo, Miki Santamaria (Doctor Prats) ocupó la plaza del convaleciente Cuco Lisicic. 

Quintana aludió a los distintos conciertos por los afectados de la DANA y recordó al fallecido Jordi Bonell. Dijo que el Palau es uno de los escenarios en los que se oye más al público, y tuvo ocasión de comprobarlo a medida que los éxitos pretéritos fueron entrando en escena: los más emocionales, ‘El far del sud’, ‘Els teus somnis’ y ‘Camins’, y los cánticos rockeros, de ‘Mai trobaràs’ a ‘L’Empordà’. Palmas, público en pie, estrofas enteras resonando en el Palau. No se trataba de eso, era la noche ‘Ànima’, pero Sopa sabe que tiene un tesoro en esas canciones de juventud que siguen hablando a una generación (o más).

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