Lluís Cabrera, fundador del Taller de Músics: "El Ayuntamiento de Barcelona se ha comprometido a comprar nuestros locales en el Raval"

Cumplidos los 70 años, Lluís Cabrera, fundador y alma del Taller de Músics y presidente de la fundación en la que se ha convertido la entidad, prepara su retirada. Antes quiere dejar bien atado el futuro de "ese pulpo con muchos tentáculos" en el que se ha convertido la escuela que empezó a andar en el Raval hace 45 años. Por sus aulas han pasado artistas como Rosalía y Miguel Poveda. Espera que las negociaciones con las instituciones culminen pronto y el Taller siga creciendo. "En total contamos con 1.200 alumnos que van ligados a 236 nóminas que no es moco de pavo", recuerda. Tienen 1.300 metros cuadrados diseminados en varios locales en cerca de Sant Antoni y 1.300 metros más en el Superior, donde hay 240 alumnos en un edificio municipal "por el que pagamos un alquiler simbólico".

¿Cuándo abandonará el Taller?

Cuando cumplan lo pactado y concluya el tránsito de la Fundació Taller de Músics y cuente con más apoyo de las administraciones. Hemos trabajado muy intensamente estos últimos cinco años para asegurar la viabilidad del proyecto tras alcanzar una serie de compromisos con las áreas de Cultura de la Generalitat, del Ministerio de Cultura, de la Diputación y del Ayuntamiento. Nos han garantizado su apoyo a cambio de realizar una serie de modificaciones en la organización interna. El Taller ha cumplido y las administraciones ya lo han validado. 

¿Y qué falta?

El Ayuntamiento debe acabar de hacer efectiva su parte, pero tengo la convicción absoluta que harán honor a lo acordado porque contamos con la confirmación expresa del regidor de Cultura Xavier Marcé y del gerente del Icub, Oriol Martí, de que antes de final de año, todo quede resuelto. De esta forma, quedará blindada la continuidad del Taller, con su labor formativa y de impulso a la música, sin olvidar la pervivencia de su espíritu social y cultural fundacional. Actualmente tenemos un presupuesto global de 4 millones de euros. El 80% se generan aquí de forma privada y el 20% lo aportan las administraciones. Debería crecer hasta el 35% para poder llegar a más alumnos en el Raval, donde tenemos lista de espera. El Taller debe seguir creciendo cuando deje el cargo.

El Taller ha servido de muro de contención contra la prostitución y la droga en el Raval

¿A qué se ha comprometido el Ayuntamiento?

A comprar la docena de locales de propiedad que ya tenemos en el Raval. El Ayuntamiento, por ahora, ha aumentado las ayudas para desarrollar nuestras actividades, pero la idea es que adquieran los locales. Hay que actualizar una tasación hecha hace años y ya tenemos una auditoría interna. Es un proceso largo, pero tanto Oriol Martí como Xavier Marcé realmente se han puesto manos a la obra. 

¿Qué valora más de su aportación?

El Taller ha servido de muro de contención contra la prostitución y la droga en esta zona del Raval con un proyecto de cultura y educación musical. Valoro la relación con el vecindario, la lucha contra los especuladores y el narcotráfico.

La inoperancia y la falta de empuje se ha adueñado de la vida ciudadana en Barcelona. Y no hablo solo de la clase política

¿Cómo será el Taller cuando ya no esté?

Se está estudiando la fórmula ideal. La Nau Ivanow, el Ateneu 9Barris o la Central del Circ son modelos que se pueden seguir. También se ha hablado de convertir en un 'cluster' musical esta zona donde estamos en el Raval colocando en locales que ahora tienen la persiana bajada escuelas de técnicos de sonido, de luces, de afinación de piano, de luthiers....

Musicalmente, ¿qué falta hoy en Barcelona?

Menear más la cintura. Todavía somos demasiado 'eixuts' (secos). Es una sociedad de apariencia, muy snob, donde se valora más el continente que el contenido. Se vende humo y la ciudad compra. Falta carácter y disidencia. La disidencia está penada. Hoy todo es una balsa de aceite, la disidencia no existe. La inoperancia y la falta de empuje se ha adueñado de la vida ciudadana en Barcelona. Y no hablo solo de la clase política, de la ciudadanía también.

Ponga un ejemplo.

Cuando todos los sectores nos unimos para reclamar el 2% en el presupuesto de Cultura de la Generalitat no pactamos cómo se tiene que distribuir. Si no se hace, siempre irá a parar a los mismos: los grandes contenedores culturales.

La Academia Catalana de la Música debería aglutinar al sector privado para crear un lobby de presión, como es Adetca en el teatro

¿Qué hacemos con todos los músicos y el talento?

Debería haber una apuesta estructural desde las instituciones públicas para dar visibilidad y crear plataformas de promoción internacional. Falta dar facilidades para montar locales de música en vivo. ¿Qué hacen las asociaciones musicales? Teatre Atrium, para ampliar la sala, ha ido a un Consorcio formado por la Generalitat y el Ayuntamiento, sin tener que pasar por convocatoria pública para conseguir recursos. Eso en el sector de la música no existe y la propia ASSAC (Associació de Sales de Concerts de Catalunya) no ha reclamado nada, porque no quiere compararse con el teatro. La Academia Catalana de la Música debería aglutinar al sector privado para crear un lobby de presión, como es Adetca en el teatro. 

Nosotros secuestramos autobuses años antes que Manolo Vital, en un contexto más salvaje, para que subieran hasta el castillo de Torre Baró

¿Cuál es la situación del flamenco en Catalunya?

Cincuenta años después de morir el dictador, todavía seguimos pensando que el flamenco es una imposición franquista. Bastantes artistas flamencos se han ido a Madrid y a Sevilla porque allí no paran de trabajar. El meollo de la distribución está en los epicentros de Madrid, Sevilla y Jerez. Catalunya está al margen, todavía estamos con el rock català. Sí se ayuda a los festivales flamencos, pero poco más. Barcelona debería tener una bienal de flamenco pero no ha habido interés político.

Antes de montar el Taller destacó en el movimiento vecinal en Verdún, donde montó la peña flamenca Enrique Morente. ¿Qué le ha parecido el filme de 'El 47'?

¡'Châpeau'! Está ayudando muchísimo a abrir los ojos a mucha gente que no conocían esa Barcelona hecha a sí misma a base de lucha. Pero es ficción. No refleja, por ejemplo, que Manuel Vital era dirigente del PSUC en la clandestinidad ni que se implicaron en aquello nueve asociaciones de vecinos. Nosotros secuestramos autobuses años antes, en un contexto más salvaje, para que subieran hasta el castillo de Torre Baró cuando Franco todavía estaba vivo, en mayo-junio de 1974. Siempre raptábamos los autobuses en domingo. Una vez llegados a destino, poníamos quilos de azúcar en el depósito de gasolina. ¿Qué demostramos con eso? Que no solo podía subir el autobús sino la grúa para retirarlo. En un un mismo domingo llegamos a raptar hasta tres autobuses.

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