En el Cómic Barcelona

Beto Hernández, autor de la saga 'Palomar': "Quise tumbar prejuicios sobre los latinos y humanizarlos"

Beto Hernández, en el Cómic Barcelona. / Jordi Cotrina

Fue en la mítica revista ‘Love and Rockets’, que fundó hace más de cuatro décadas con sus hermanos, y también historietistas, Jaime y Mario, donde Gilbert ‘Beto’ Hernandez (Oxnard, California, 1957) desarrolló durante años el microcosmos de Palomar, un pueblo ficticio habitado por insólitos personajes en México, junto a la frontera con Estados Unidos, "donde los hombres son hombres y a las mujeres no les vendría mal un poco de sentido del humor", reza en sus primeras páginas, que ahora relanza en un integral La Cúpula.

Crear ‘Palomar’, admite Beto, una de las estrellas del Cómic Barcelona, "sí fue una forma de tumbar prejuicios sobre los latinos y de humanizarlos, de mostrar su vida real. Ni en el cómic americano ni en las películas había nada parecido entonces. Fue un punto de desafío". Nacido y criado en California, en parte se inspiró en las historias que le contaba su familia sobre su pueblo de origen en México. "Había historias de fantasmas, cosas que no sabías si eran reales o invenciones, como la de una familia que oía golpecitos en las paredes de su casa y al abrir un agujero encontraron un tesoro. Eso, a un niño, le deja boquiabierto, fascinado. Eran relatos con los que podía llenar todo un libro gordo como ‘Cien años de soledad’, de García Márquez".

Página de 'Palomar'.

"Los personajes de García Márquez viven en ese mundo de realismo mágico, los de Palomar definen el mundo en que viven"

Novela, precisamente, cuyo realismo mágico y su Macondo muchos han comparado con ‘Palomar’. "En el número 14 de ‘Love and Rockets’ me dijeron si me había inspirado en él. Pero aún no lo había leído y cuando lo hice sí vi que se parecía muchísimo. La diferencia es que él lo centró en los sueños y esa atmósfera y yo más en la realidad. Sus personajes viven en ese mundo, los de Palomar definen el mundo en que viven". Parte de su éxito, asume, es porque representan el sexo, el amor, la violencia, los celos, la amistad, el deseo, la maternidad... "todo el espectro de emociones humanas y momentos de la vida, algo que no estaba en el cómic de superhéroes clásico" y con lo que la gente se identifica. 

Viñeta de 'Palomar'. /

Beto Hernández

Mención destacada merecen las mujeres de Palomar, sean niñas, jóvenes o adultas. Como la fascinante Luba, soltera y madre de cuatro hijos de padres distintos, criticada por las mujeres y deseada por los hombres por sus grandes pechos y su oficio de bañadora de adultos. "Existía, sí. Era otro mundo, otro país. Lo elegí porque era un punto humorístico. Y ella es sexi, voluptuosa. Me inspiré en Juanita, una mujer que vivía en mi calle y andaba muy erguida, y en las actrices italianas de los 50, temperamentales y gritando, muy como Sophia Loren o Gina Lollobrigida o Anna Magnani. Quería representarla como un ser humano y como alguien que destacaba mucho en la comunidad, alguien que llama la atención de todos cuando llega al pueblo".  

Página de 'Palomar'.

Algunos dicen, "La nueva bañadora tiene las tetas más grandes del mundo" o "Este es un mundo de hombres, Heraclio tienes derecho a todo conejo que se te ponga a tiro". "Es sexista y machista, sí. Quería retratar cómo era la gente real y era sí. Tenían esa educación y a veces las personas buenas decían cosas estúpidas", explica quien lamenta la cultura de la cancelación tan en boga. "Es una manera de pensar muy conservadora. Cuando te acercas al arte por una cuestión política, todo es cancelable. Si cancelas estás cerrando puertas a la creatividad y no estás entendiendo el contexto".  

"Las mujeres de este pueblo tienen un genio endiablado", se lee, y se siente, en ‘Palomar’. "Lo veía en las reuniones familiares. Los hombres apoltronados, bebiendo... y las mujeres corriendo tras los niños, cocinando, contando historias, de armas tomar. Son cosas con las que se han identificado los latinos porque en Estados Unidos se tiende a la desafección de la familia", asegura el autor de ‘El día de Julio’ y ‘Tiempo de canicas’. 

Viñeta de 'Palomar'. /

Beto Hernández

Cómic alternativo frente a superhéroes

Cuando a principios de los 80 él y sus hermanos crearon ‘Love and Rockets’, rememora, "era un buen momento para hacer cómic alternativo. La gente se había cansado algo de los superhéroes. Y a Fantagraphics les gustó y funcionó. Nosotros crecimos haciendo cómic, leyendo y dibujando. Hoy parece que uno se levanta un día y decide dedicarse a esto". Y añade: "En Estados Unidos, no se puede vivir del cómic independiente. Debes tener otro trabajo o colaborar con la industria de los superhéroes. Yo lo hice. Es triste, pero necesitas comer".