Salió andando con zancadas y brazadas amplias. No eran rápidas, algo comprensible para quien desee huir de 430 días de encarcelamiento y alcanzar la libertad. No. El lenguaje corporal de Dani Alves a su salida de la cárcel era el propio de un alfa, de alguien que pretende sacar pecho y marcar territorio. Imaginé que debía tratarse de su caminar habitual, así que fui a buscarlo en otras situaciones corrientes para comparar. Sin embargo, me equivocaba: el futbolista no suele andar ni gesticular así. Tal vez se sintiera intimidado ante la gran concentración de medios de comunicación y la manifestación de funcionarios pidiendo justicia para Nuria (y seguridad para todos los que trabajan dentro de los centros penitenciarios donde, a diferencia de lo que cree el Govern, no están los mundos de Disney y sí los de los Grimm). Pero Alves está más que acostumbrado a las multitudes y ni siquiera tuvo que enfrentarse a nadie que le gritara su sentencia: "violador".
Política y moda
Alves: sumiso ante el juez y desafiante al salir de prisión, por Patrycia Centeno
No descarto que la postura de Dani Alves a la salida de prisión haya seguido la recomendación de su abogada o un familiar con la intención de dar a entender que no reconoce el delito por el cual ha sido condenado. Ahora bien, la inocencia no es contraria a la humildad. Esa actitud chulesca y retadora aún te presenta, si cabe, como más culpable
Dani Alves, a su salida de la cárcel. /
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