"Quiero conectarme con el universo. Después de mi diagnóstico de cáncer, pensé mucho en la muerte y me di cuenta de que la muerte no es el final sino un inicio, algo equivalente a la vida. Para mí es un nuevo estado de la existencia que te conecta a otro mundo. Así empecé a incorporar la muerte a mi obra, transformando el sufrimiento en algo nuevo que puedo compartir. Eso me da esperanza", confiesa la reconocida y tímida artista japonesa Chiharu Shiota (Osaka, 1972), rodeada del impactante y envolvente universo que ha tejido, literalmente, con 266 kilómetros de hilo de lana de color rojo utilizando 2.000 ovillos. Cual constelación o telaraña de vasos sanguíneos, simbolizan esa conexión del cuerpo del individuo con el resto de la humanidad, "unificando macro y microcosmos", entrelazándose por la gran sala de exposición temporal de la Fundació Tàpies (y ascendiendo por la escalera de acceso) y abrazándose a 43 sillas, todas distintas y compradas en mercadillos de segunda mano de Catalunya.
"Las sillas nuevas no me gustan, no tienen memoria ni historia -señala-. En mis instalaciones, los objetos representan ‘la existencia en la ausencia’. Cuando miro las sillas vacías veo a gente sentada en ellas, cada individuo es un universo por sí mismo. Con mis hilos creo una conexión entre ellos y con ese universo".
La instalación de Shiota 'Fuera de mi cuerpo', en la Fundació Tàpies. /
Se trata de la instalación ‘Cada quien, un universo’, que da título al conjunto de piezas de omnipresente rojo sangre -dos instalaciones, dos pinturas sobre papel y cinco esculturas- que descubren conexiones entre la obra de la artista afincada en Berlín desde hace 25 años y la de Tàpies (1923-2012), siempre interesado por el japonismo. Lazos como la muerte, tema recurrente en las carreras de ambos por la enfermedad: en ella por cómo refleja la experiencia del cáncer, detectado en 2005, y en el barcelonés, por la tuberculosis que le impulsó a ser artista. O las sillas, con las que Shiota ya había trabajado y que enlaza, por ejemplo, con la que corona el edificio de la Fundació, ‘Núvol i cadira’, que ella vio hace una década cuando expuso en Casa Asia.
Desde entonces Shiota ha tejido con sus simbólicos y poéticos hilos una trayectoria internacional que incluye representar a Japón en la 56ª Biennale de Venecia y exponer en Estados Unidos, Australia o Reino Unido. En Catalunya, dialogó con Schubert en el Liceu y expuso en 2015 en Lleida, en la Fundació Sorigué, que en su complejo Planta alberga desde 2021 una instalación permanente de la japonesa.
Esculturas 'Células', de Shiota, en la Tàpies. /
La muestra, que podrá transitarse hasta el 23 de junio y se enmarca en la conmemoración del centenario del nacimiento de Tàpies, "profundiza en la dicotomía vida-muerte" y se estructura sobre tres conceptos, apunta la comisaria y directora de la Fundació, Imma Prieto: "Memoria, objeto y cuerpo. Sin memoria no sabemos quiénes somos, perdemos nuestra identidad; ella incide en la importancia de la propia experiencia en el recuerdo. Los objetos, cotidianos y domésticos, que despiertan experiencias proustianas, como las sillas, que permiten preguntarnos de quiénes eran, quién se sentó en ellas, dónde estaba el bosque del que se taló la madera para construirlas… Y el cuerpo, donde se recogen los rastros de lo que provoca la presencia de memoria, o su ausencia, que provoca trauma".
Chiharu Shiota, ante su impactante instalación de hilos de lana, 'Cada quien, un universo, en la Fundació Tàpies. /
La instalación ‘Fuera de mi cuerpo’ (hecha con tiras de cuero sobre el molde de sus pies en bronce) y las esculturas ‘Célula’ (que parecen órganos envueltos en alambre y frágil pero duradero vidrio) surgen de la reflexión durante el cáncer. "Con mi arte expreso el sentimiento de la fragilidad del cuerpo ante la experiencia de la muerte y el sufrimiento. Vivir comporta sufrimientos, forma parte de nuestra existencia", concluye.