Quemar después de leer

¿Vuelven los marcianos?

La ficción no tiende a ocuparse de aquello que la posibilidad de los platillos volantes ha generado en todo el mundo: un tipo de turismo que mira al cielo esperando ver aparecer luces de colores. Esther García Llovet le ha dado una fascinante (en fondo y forma) vuelta de tuerca al asunto.

Esther García Llovet y los marcianos. / SARA MARTÍNEZ

El año 1979, un avión comercial repleto de pasajeros tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Manises, en Valencia. No, no tenía ninguna avería, ni nadie necesitaba un médico con urgencia. La cosa es que el avión se había cruzado con un objeto volador no identificado. Un ovni. Sí. Por supuesto, cuando la cosa ocurrió, se le trató de dar una explicación lógica. ¿Despistaron las llamaradas de combustión de la refinería de Escombreras al piloto? Si fue así, ¿por qué se envió a un caza del Ejército del Aire a perseguir a aquella cosa, fuese lo que fuese? ¿Y no era que aquel día la refinería no estaba funcionando? El incidente aparece en más de un sitio web dedicado al turismo ufológico, que tiene a la ciudad de Roswell como capital mundial.