Esclavas sexuales

'Putas de campo', el horror de las mujeres prostituidas por los nazis en Ravensbrück

Presas de Ravensbrück trabajando en la ampliación del campo en 1940. / Álbum de las SS de Ravensbrück (Fundación Memorial de Brandeburgo).

Nada más llegar al campo de concentración nazi de Ravensbrück, las guardianas elegían a las deportadas más jóvenes, guapas y sanas. No debían ser judías, pues acostarse con ellas costaba la muerte a cualquier ario. Aquellas presas fueron obligadas a prostituirse: eran violadas entre 15 y 30 veces al día por soldados y oficiales alemanes y también eran un premio para los capos. Para más humillación, les tatuaban en el pecho, en alemán, ‘feld-hure’: "puta de campo", junto a su número de reclusa y el triángulo invertido negro reservado a lesbianas y prostitutas. Al menos 26 de aquellas mujeres fueron españolas, como la republicana Isadora Ramírez (1922-2008), que tras exiliarse a Francia en busca de su hermano desaparecido en la Guerra Civil se enroló en la resistencia, siendo detenida y torturada por la Gestapo antes de acabar en Ravensbrück con apenas 19 años. Ahora, la historiadora Fermina Cañaveras (1977), tras investigar y hablar con supervivientes, rescata del olvido su silenciada historia en la documentada novela ‘El barracón de las mujeres’ (Espasa).