Una industria en el punto de mira

La ley del silencio y trabajos precarios: las claves por las que el #MeToo no estalla en el cine español

La directora Iciar Bollaín rueda estos días en Bilbao Soy Nevenka, sobre el acoso sexual que sufrió la concejala de Ponferrada a manos del alcalde. / David Herranz

“El secreto mejor guardado del cine español es el nombre de nuestros acosadores sexuales”. Con esta broma, el cómico Julián López metió el dedo en la llaga durante la gala de los premios Feroz de 2018. Un año antes, un reportaje del 'New York Times' destapó la caja de los truenos. El #MeToo vapuleó el cine estadounidense. El todopoderoso Harvey Weinstein fue condenado en 2020 a 23 años de cárcel por agresión sexual y violación. Las mujeres a las que había atacado, como la actriz Asia Argento, se mostraron orgullosas de “formar parte de la mayor revolución feminista desde la conquista del voto”. La descomunal fuerza del #MeToo en Hollywood no se ha contagiado a otros países. España, ni de lejos. Pero tampoco Francia. ¿Por qué? “Esa es la pregunta que nos hacemos todas en la industria. Pero dejad de preguntarnos a nosotras, hablad con ellos”, responde a este diario una productora que prefiere mantenerse en el anonimato.