Xavier Marcé: "Queremos que Barcelona sea la Capital Mundial del Libro en 2027"

Además de concejal de Nou Barris, el economista Xavier Marcé (L’Hospitalet de Llobregat, 1957) es el actual responsable de turismo e industrias creativas en el Ayuntamiento de Barcelona. Antes había sido vicepresidente de Focus, director de recursos del ICUB y director del Institut Català de les Indústries Culturals. Hace una semana Barcelona perdía los Cines Comedia, ¿le preocupa? No se han perdido los Comedia, lo que se ha cerrado es una programación cinematográfica, algo que encaja con los nuevos hábitos de consumo. Pero el Comedia como espacio cultural está absolutamente blindado. Todos confiamos en que muy a corto plazo tenga un nuevo uso cultural. Ese cierre se suma a otro reciente, el del Milano, ¿está perdiendo Barcelona espacios culturales emblemáticos? También podríamos hablar de los que abren, como el nuevo teatro de Àlex Rigola o el Principal, que se está transformando. Tenemos peticiones para abrir espacios musicales constantemente. El Milano era una coctelería con una programación de jazz y lo que nos preocupaba era que esa programación siguiera existiendo, como ha sido. ¿Qué va a pasar con el Molino? En los próximos días saldrá el concurso del nuevo Molino, al que proponemos como una Casa de la Música que pueda acoger música de autor, jazz... propuestas musicales que difícilmente tienen un encaje comercial desde el punto de vista económico. Es un espacio con un aforo limitado, caben 180 personas, sentadas incluso menos, y teatralmente no tiene capacidad para ser sostenible. Eso obliga a hacer un planteamiento de otra naturaleza. ¿Y el Arnau? La idea es que se aborde a lo largo de este mandato. Este año estamos trabajando con arquitectos para simplificar las obras que hay que hacer. Espero que se pueda solucionar de una vez por todas. Con el Molino en marcha y el Paral·lel 62, si lo conseguimos cerraríamos un ciclo virtuoso en el Paralelo. ¿Se expropiará el Antic Teatre? Nuestra idea es expropiar. Pero para eso es necesario un cambio en la catalogación del edificio, en el Plan General Metropolitano y una aprobación por parte de la Generalitat. Habrá que tener el máximo de respeto a las opiniones de los propietarios, que podrán alegar si lo consideran. Y ante las alegaciones, un informe jurídico que las estime o desestime. No estamos en esa fase todavía. En julio se puso en marcha una comisión para abordar los macrofestivales, ¿la idea es llevarlos fuera de Barcelona? Barcelona tiene una particularidad y es que acoge muchos grandes festivales en su núcleo urbano. Con los años, el distrito de Sant Martí ha acordado con los vecinos limitar los días que el Fòrum puede usarse para actividades musicales. Pero también tenemos una serie de festivales con una larguísima tradición en Barcelona, muy potentes. Y existe también una demanda creciente de nuevos festivales a los que les gustaría ir al Fòrum. Pero los vecinos cuestionan las consecuencias de estos eventos. El Macba es más centro de arte que museo y eso hace que su comportamiento tenga ciclos de subida y bajada un poco erráticos ¿Qué hará la comisión? Decidir cuántos días puede haber festivales más allá de las 12 de la noche y hasta las 12 de la noche y hacerlo de acuerdo con los vecinos. ¿A partir de cuándo? A partir de 2025. La idea es establecer un sistema de evaluación de criterios para que se pueda concurrir públicamente para hacer actividades en el Fòrum y llegar a acuerdos plurianuales, que los festivales puedan tener acuerdos de dos a tres años. La tradición es un elemento que debe pesar, pero también garantizar una democratización de los festivales y unas contrapartidas de carácter social sólidas. Si no es en el Fòrum, ¿dónde se celebrarán? Lo que potencialmente nos gustaría es darle un encaje metropolitano, en Montmeló o en Can Zam, y hay otros espacios en un entorno de 25 o 30 kilómetros con buenas comunicaciones. Pero, insisto, Barcelona tiene un compromiso con los festivales que ha visto nacer. No se entendería Barcelona sin esos festivales, ni esos festivales sin Barcelona. El Prado y el Guggenheim han batido récords históricos de visitantes el año pasado, pero los museos municipales cerraron 2023 con 3,6 millones de visitas, lejos todavía de los 4,8 de antes de la pandemia. Algunos museos se han recuperado muy bien, otros han sufrido más, han replanteado sus proyectos y les está costando más recuperar sus cifras. En pandemia se hizo un esfuerzo muy grande por recuperar el público local. Este desencaje tiene que ver con que Barcelona, a diferencia de otras ciudades, no tiene museos tan canónicos como las grandes pinacotecas. Eso hace que nuestros museos necesiten un planteamiento de marketing de seducción del público que a veces es un poco más lento. ¿En qué sentido? ¿Cómo es la relación del barcelonés con la Fundació Miró, el Picasso o la Tàpies, o incluso el Mnac? Tiene que ver más con el interés de las exposiciones temporales que con la permanente, a la que ya ha visto o puede ver cada tres o cuatro años; es difícil repetir porque son muy estables. ¿Es lo que le sucede al Macba? La falta de capacidad para exponer su colección permanente está en la base de su ampliación. Es más centro de arte que museo y eso hace que su comportamiento tenga ciclos de subida y bajada un poco erráticos. La exposición permanente es un cojín para todos los museos del mundo y las temporales tienen más capacidad de riesgo. Creo que el Macba está cerrando un periodo de debate sobre su ampliación que ha durado siete años y que debería estabilizar esos dos elementos. El Macba ahora mismo no puede explicarse en toda su magnitud. Hemos de trabajar en los archivos para que no se repita el baile de bastones que tuvimos con el fondo de Carme Balcells ¿Qué planes tiene para Barcelona como invitada a la Feria del Libro de Guadalajara en 2025? Uno de los elementos clave que llevaremos a la FIL es la relación especial entre Barcelona y los autores latinoamericanos desde el 'boom'. Barcelona es líder editorial a escala española y también a escala latinoamericana. Ya somos Ciudad de la Literatura según la Unesco y queremos que sea la Capital Mundial del Libro en el 2027 para certificar el liderato barcelonés en el mundo del libro a escala global. Barcelona es la puerta de entrada para Europa de la literatura española y latinoamericana. ¿Qué se sabe de la Biblioteca Provincial? Es una deuda histórica que el estado tenía con Barcelona. Queremos que sea un espacio de presentación de novedades. También hemos de trabajar el tema de los archivos y los fondos de ciertos autores, para que no se repita el baile de bastones que tuvimos con los fondos Balcells. Dado que España es la invitada a Guadalajara este año, ¿se priorizará más la literatura en catalán cuando sea el turno de Barcelona? Quien es invitado es Barcelona, no Catalunya. Tenemos una corresponsabilidad clarísima con la autoría en catalán y la vamos a ejercer. Pero nuestra posición no puede ser la misma que cuando Catalunya fue invitada a la Feria de Frankfurt. El catalán estará porque somos un país bilingüe. Nuestro proyecto pasa por una política importante de traducciones para que los autores que escriben en catalán puedan estar adecuadamente traducidos y editados en Guadalajara. Se habla a veces de si Barcelona tiene o no un problema de autoestima, ¿cuál es su opinión? Es un debate que se ha usado mediáticamente, dentro de un marco electoral y que tiene que ver con la permanente comparación con Madrid, que a mi juicio es errónea y absurda. Madrid y Barcelona son dos ciudades complementarias que se necesitan mutuamente. Madrid es capital de un estado y tiene una serie de escaparates, colecciones y sedes de grandes instituciones, públicas y privadas, que difícilmente va a tener Barcelona, que es una ciudad mucho más potente a nivel de creación e innovación. Las dos realidades no se entienden la una sin la otra. Lo que tenemos que hacer es aprovechar los fondos de cocapitalidad cultural para desarrollar lo que hace que Barcelona sea singular. ¿Son suficientes los 20 millones de euros? Ojalá fueran más. Hemos tenido ciertos desencuentros sobre cuál es el el encaje exacto del Estado. Los fondos de la cocapitalidad cultural no deberían servir para resolver los déficits que el Estado tiene en Cataluña, sino para propuestas nuevas. Ojalá que en el futuro sean más de 20 millones. Si son 40, mucho mejor.

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