En la muerte de Joan B. Culla i Clarà (Barcelona, 1952), dramáticamente anunciada, dolorosamente prematura, todas las voces han coincidido en que ha sido una persona muy influyente en la vida del país, intelectualmente respetada y muy reconocida y querida. En esta constatación han participado personas que hemos sido amigas y cómplices en muchos debates, pero también otras que han discrepado o se han confrontado. Lo relevante es que esta consideración tan ampliamente favorable no la consiguió Joan B. Culla siendo el portavoz de nadie más que de su pensamiento y de sus convicciones y sin ejercer ningún otro poder que el que le daban sus palabras. Joan B. Culla ha logrado ser conocido, reconocido, admirado, influyente y querido a través del ejercicio riguroso de su profesión de historiador y de profesor y de la expresión de sus opiniones sobre el presente a través de los medios, como articulista o tertuliano.
Obituario
Joan B. Culla, el rigor y la pasión
El historiador Joan B. Culla. /
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