Dicen que la venganza se sirve fría y que la elegancia, el saber estar y el poder real (el que emana de una, independientemente de los demás y sin que nadie te lo tenga que otorgar ni te lo pueda robar después) lleva implícito cierto silencio. No siempre, por supuesto. Pero saber cuándo callar y hablar es un arte. También saber qué decir exactamente para dejar de matar (ignorar) con el silencio. Y esto es lo que hizo ayer en Zaragoza Irene Montero a sabiendas de que iba a tener delante a la mujer que en 2022 aseguró que la de Podemos "sólo sabe arrodillarse para medrar". Así que ayer, la ministra meditó y estudió concienzudamente qué palabras dedicarle a Marta Fernández, presidenta de las Cortes de Aragón: "¿Qué tal, presidenta? Me alegro de que nos encontremos en un evento europeo para defender el derecho al aborto”. ¡Pam! La primera en la frente. Porque ser mordaz, irónica y sarcástica (además de inteligencia) te reviste en un instante de compostura y sofisticación.
Política y moda
La venganza de Irene Montero
Irene Montero saluda a Marta Fernández /
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