A Natalia Ginzburg 'Amarcord', la película de Federico Fellini que retrata la vida cotidiana de un pueblo del norte de Italia durante el fascismo, la conmocionó: nunca había visto los años de su juventud, los años 30, evocados "con tanta verdad y tanto horror". De repente recordó con los ojos cómo "el fascismo era vociferante y triunfante y nosotros melancólicos", una generación que rehuía el odio y el furor, que se dejó contaminar por la ideología dominante como si fuera un virus que se infiltraba en el agua y en el aire incluso de quienes la odiaban. "'Amarcord nos muestra un mundo que no sabe defenderse del contagio", zanja la escritora en uno de los capítulos de 'Vida imaginaria', que recientemente ha publicado en castellano Lumen y recoge, bajo la selección de la propia Ginzburg, los artículos que publicó entre 1969 y 1974 en 'La Stampa' y el 'Corriere della Sera'.
'Vida imaginaria'
Todo lo que amaba y odiaba Natalia Ginzburg, una mujer contra el fascismo
Natalia Ginzburg, en 1989, en Roma.
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