Tercera semana del Grec: Del depurado 'Ubu' de Bob Wilson a la brutal denuncia de Carolina Bianchi

Esta semana el Grec ha contado con singulares propuestas como los último de La Veronal, de dejó al público algo descolocado, la versión de 'Ubu' de Bob Wilson, tan esquemática y sobria en la puesta en escena como original en escenografía y vestuario. Pero lo más impactante y brutal de esta semana ha sido 'La novia y el buenas noches Cenicienta', primer capítulo de una trilogía sobre la violencia sexual y los feminicidios que ha supuesto el debut en España de Carolina Bianchi. Y entre lo más mágico, el 'Réquiem de la llum' en el Recinte Modernista de Sant Pau y la reunión de tres fantásticas cantantes en el Teatre Grec: la catalana Sílvia Pérez Cruz, la argentina Liliana Herrero y la brasilera Maria Gadú. Juntas cruzaron territorios, historias colectivas y personales en un intercambio rico en emociones con versiones de Caetano Veloso, Atahualpa Yupanqui, Fernando Cabrera, Leonard Cohen y Milton Nascimento, entre otros. Pero vayamos por partes. El Mercat de les Flors se llenó hasta los topes el pasado viernes en 'Firmamento', una trabajadísima obra de La Veronal muy diferente a lo que han hecho hasta la fecha. Danza, teatro y cine se retroalimentan en esta pieza que Marcos Morau ha concebido con ganas de conectar a los asolescentes de hoy. La ausencia de estos el segundo día de función fue notable aunque sí acudieron los fieles que siguen a la aclamada compañía catalana que la ovacionaron. No todos tenían claro el mensaje al salir en una obra llena de sorpresas donde se intuye un mundo cambiante, como la vida. A ver qué opinan los adolescentes que la vayan a ver en el Mercat las próximas navidades. No entusiasmó tanto lo último de Aina Alegre, 'This is not (an act of resistance & love)', una propuesta con bellas imágenes y sonidos integrando a cuatro intérpretes de viento y cinco bailarines en una una escenografía despejada, un lienzo que pasaba del blanco al rojo intenso. El sábado la 'consellera' de Cultura, Natàlia Garriga, no quiso perderse el 'Ubu' de Bob Wilson en el TNC, una instalación original donde los actores actuaban como marionetas, personajes arquetípicos que no habrían la boca. Se expresaban con lenguaje físico vestidos con un original vestuario diseñado por Aina Moroms realizado con hojas de periódicos. Las atrocidades del tirano Ubú quedan suavizadas por la depurada y simbólica estética de Wilson, con elementos como una escalera donde el poderoso tirano reina desde lo más alto. Ese mismo día, por la noche, el precioso 'Réquiem de Fauré' cobró vida con los intérpretes del Orfeó Català dejandose llevar por la inpsirada coreografía de Marina Mascarell en el Recinte Modernista de Sant Pau en la que los cantantes se mezclaban con el público y deambulaban cantando y llenando de vida y de luz un espacio fantasmagórico. La entrega de todos los intérpretes, de los solistas Maria Pujades (soprano) y Ferran Albrich (barítono), del organista Juan de la Rubia y del director Simon Halsey que a diferencia del público no podían utilizar abanicos -complemento imprescindible- fue recompensada con una cálida ovación. De Rodoreda a Miró 'La plaça del Diamant' también conectó con el público del Teatre Grec en su última función el domingo antes de prepararse para el estreno de la temporada en la Sala Gran del TNC a finales de septiembre. El delicado montaje de Carlota Subirós interpretado por once actrices catalanas de diferentes generaciones y orígenes. Por primera vez una Colometa negra asumía la obra de Rodoreda en Catalunya, hoy mucho más diversa que cuando se publicó la novela. Se trata de un paso importante aunque como Roberto G. Alonso reclama en su 'Jo, travesti' no estaría mal haber incluído también a mujeres trans o a personas como ella, un hombre que se declara actriz. Su 'show' en la galería número 4 de la antigua cárcel Modelo -hubo que ampliar el aforo porque se agotaron las localidades- recuperó números de divesas épocas de diversos transformistas, explicando detalles de sus historias personales y haciendo un pícaro juego con el autor de del texto, una autoficción del premiado Josep Maria Miró, que en algunos momentos hacía acto de presencia a través de un inspiradísimo Jordi Cornudella, que se desdobló con gracia como actor, además de como inspirado pianista y clarinestista. 'Riding on a cloud', del libanés Rabih Mroué, resultó un honesto mensaje de esperanza ante la adversidad y la guerra. Un auténtico milagro contar con Yasser Mroué, protagonista de la historia en el Espai Lliure. El hermano del director que sobrevivió a un disparo que le atravesó la cabeza. Una tragedia que salpicó con humor, instrumento imprescindible para afrontar la vida cuando todo se tuerce.

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