Semblanza

Agustí Villaronga, mi compañero de piso, mi amigo, el mascarón de proa de mi vida

Agustí Villaronga, fotografiado en Palma, durante el rodaje de ’El ventre del mar’ / B. Ramon

Ayer, cuando me despedía de Agustí, le cogía de las manos y, al notarlas frías, muy frías, y escuchar su respiración profunda y extenuada, me vine abajo por completo. No lo pude evitar. Pero de repente frené en seco. No por Agustí, sino por mí. Por salvar mi cara. Porque tal y como era él, pensé: “Este se levanta ahora ¡y me da un bofetón!”. Y luego me habría dicho: “Pero 'atontao', ¿se puede saber qué haces? Anda, anda…Tira para allá”. Y me habría echado de la habitación.