Con la lucidez que dan los años y con una carrera sustentada en una innegociable pulsión por contar una realidad acomodándose a las intensas capacidades de lo imaginario Luis Mateo Díez (Villablino, León, 1942) ha escrito una novela sobre hasta qué punto el trastorno es consustancial en la existencia de unos hombres que saben que "la vida es efímera y la novela perdurable". Un trastorno que torna absurda la realidad a condición de que esta esté teñida por la fuerza incontestable de una tragicomedia con tintes melancólicos y humorísticos a partes iguales. No es 'Mis delitos como animal de compañía' un libro más sobre los poderes inventados de la mente de un personaje trastocado, ni sobre las ensoñaciones banales que confunden la vida con la ficción porque, a pesar, de que la "línea de la novela está quebrada", el flujo de los desvaríos del infortunio mental que se resiguen aquí dibuja el trazo seguro de un viaje picaresco alrededor de una mente dislocada como dislocado está el argumento que va y viene sin ton ni son y sin principio ni final. Todo cabe en la narración de un mundo quebrado y por eso el curso de la narración también debe contar la laceración de un mundo roto.
Crítica de libros
'Mis delitos como animal de compañía', de Luis Mateo Díez: viaje alrededor de la mente
El escritor leonés establece un viaje con aires picarescos alrededor de una mente dislocada en una narración también fracturada
El escritor leonés Luis Mateo Díez. /
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