Caso de abusos

Isabel Coixet retrata los métodos del abusador sexual en 'El sostre groc'

Isabel Coixet, tras presentar ’El sostre groc’ en San Sebastián / Javier Etxezarreta / EFE

No es tal fácil como parece darse cuenta de que has sido víctima de abuso. Las líneas a menudo son demasiado difusas y los colores del consentimiento abarcan muchos matices. Marta, Violeta, Sonia y Miriam tardaron mucho en ser conscientes, de verdad, de lo que les pasó cuando eran adolescentes e iban a clases en el Aula Muncial de Teatre de Lleida. Su profesor, Antonio Gómez, que llegó a ser director del centro, abusó de ellas cuando tenían entre 14 y 16 años. Lo hizo de forma sibilina, acercándose y convirtiéndose en su amigo, otorgándoles privilegios según dependiera del caso, haciéndolas sentir especiales para finalmente aprovecharse de su inocencia y ejercer todo tipo de conductas sexuales delictivas de la más diversa índole. Les pasó a ellas y a más de 50 niñas, que se sepa, a lo largo de veinte años. Nadie dijo nada, se impuso la ley del silencio, mucha gente lo sabía, y se permitió que se perpetuara el abuso porque él estaba bien considerado y era respetado en la sociedad y en las instituciones.