El director Eduardo Casanova (Madrid, 1991) visita Sitges vestido de rosa de pies a cabeza, el mismo color que compone la paleta cromática de su última película, ‘La piedad’, fascinante melodrama con fugas al fantástico capaz de ser premiado en un festival de ’auteur’ como Karlovy Vary o uno de género desprejuiciado como el Fantastic Fest de Austin. El que un día fuera Fidel en la serie ‘Aída’ es hoy una de las voces más originales e intrépidas de nuestro cine, como lo demuestra ‘La piedad’, donde retrata el sofocante vínculo de dependencia entre una madre (Ángela Molina) y su hijo (Manel Lunell), al que diagnostican un cáncer, mientras en paralelo se desarrolla una drama familiar ambientado en la Corea del Norte de Kim Jong-il. Las relaciones materno-filiales, la dependencia enfermiza y el miedo a la libertad, en un filme desaforado, deslumbrante e incomparable, al filo del derrapaje, que compite -con posibilidades de dar la campanada- en la sección oficial de Sitges.
Festival de Sitges
Eduardo Casanova: “Mi espejo para hacer cine es la vida real, que es exactamente lo mismo que detesto”
El director madrileño presenta a concurso en Sitges ‘La piedad’, deslumbrante e inclasificable melodrama sobre las relaciones materno-filiales y la dependencia enfermiza, protagonizado por Ángela Molina y Manel Lunell
Eduardo Casanova, fotografiado en el Festival de Sitges, donde ha presentado su película ’La piedad’ /
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