Tenue ritmo de bossa nova, sosteniendo la esbelta melodía, en contraste con el accidentado recorrido que propone la letra de ‘Aguas de março’: “es el palo, es la piedra, es el final del camino”, comienza diciendo esta canción en la que Antônio Carlos Jobim retrata el fin del verano no tanto como un ejercicio de melancolía, recurso habitual, sino como una sacudida catártica, dando a entender que ese momento del año es un metafórico torrente por el que todo rueda montaña abajo sin contemplaciones, como una fuerza natural irrefrenable y una invitación forzosa a la regeneración.
Abrupta purificación
La anticanción del verano (y 14): ‘Águas de março’, de Antônio Carlos Jobim
El autor brasileño proclama el fin de la estación estival sin servirse de la melancolía sino invocando la sacudida catártica, el torrente que se lo lleva todo por delante e impone la obligada regeneración. Un tema que alcanzó difusión universal en la voz de Elis Regina
Antonio Carlos Jobim y Elis Regina
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