Periféricos y consumibles

Verano: amores, músicas, ficciones

Playa de la Almadrava de Roses / Mònica Serra

Cecilia siempre estaba dando la nota y empeñada en ejercer de esposa y musa. De modo que mi voz, bahía y Rota, la ponían entre fusa y muy confusa. Emilia era golosa, por consiguiente se hacía la 'silense' entre milhojas de 'creme de la creme', libros de gente que te enseña la hoguera. Y tú te arrojas. Alicia fue mi reina de corazones. Nunca tuvieron secretos los espejos para mí, para ella, solo razones para jugar al póquer de los conejos. Raquel siempre quiso convertirme en otro. Yo sigo siendo aquel, Raquel, no me fustigues, que el caballo de carga se siente potro por mucho que con el yugo le castigues. A Marga le pusieron el mejor nombre, era flor y era amarga y deshojaba el yo que le quedaba a mi pronombre con amargura sutil y mala baba. Rocío me cantaba por soleares mañanas, tardes, noches y madrugadas: se nos rompió el amor trotando bares mientras ella seguía con sus baladas.Blanca, siempre radiante como la novia,siempre esperando al novio que nunca era, cándida como si fuera de Segovia, hermosa flor que no tuvo primavera. Susana era remisa pero no casta, Susana era la guinda de mi pastel, Susana me enseñó que habiendo pasta pillan cacho los ancianos y Daniel. Paz lanzaba granadas a mi trinchera, quiso cambiar la rumba de nuestra Historia, el baile seguí 'my way', con mi cadera era feliz, y allí Paz y después Gloria.