Crítica teatral

'Ein Volksfeind (Un enemic del poble)': la política son los otros

El director alemán Thomas Ostermeier vuelve a Barcelona con su giradísima versión del clásico más político de Ibsen

Una escena de la versión del clásico de Ibsen a cargo de Thomas Ostermeier. / Thomas Aurin

Resaca pandémica: en las fábricas faltan chips y en los teatros se opta por el sostenible acto de la reposición. Así, como pirueta del mercado escénico, nos llega ahora al Teatre Lliure de Barcelona la muy girada adaptación de 'Un enemigo del pueblo' que estrenó en Aviñón hace una década Thomas Ostermeier, director de la Schaubühne berlinesa que tanta influencia ha irradiado en la generación de Rigola, Manrique y compañía. Mercancía todavía fresca, porque si 10 años atrás nos picaba aún en la cartera la crisis del 2008, ahora volvemos a estar colapsados por la inflación y otros desastres. Apropiada versión de Florian Borchmeyer que arrastra hasta el presente la denuncia decimonónica de Ibsen, la enmienda a la totalidad del sistema.

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