El libro de la semana

'Aniquilación', de Michel Houellebecq: la desazón narrada con desazón

La novena novela del escritor francés es una obra 100% Houellebecq que a ratos, sin embargo, se extravía y aburre

El escritor francés Michel Houellebecq.

Empecemos grandilocuentes, anunciando el regreso del emperador de la desazón, que no es un título menor en una Europa donde se ha cronificado la desgana. Porque eso es en gran medida la nueva novela de Michel Houellebecq, ‘Aniquilación’ (Anagrama): un monumento de 600 páginas a la desazón. El escritor francés sigue a rajatabla esa máxima que dice que la primera frase de una novela debe condensar el tono, ser un anuncio –incluso, en cierto modo, un resumen–, y nos suelta aquello de que en cierta época del año los solteros tienden a sentir más de cerca la muerte. Porque no hay desazón que no sea, en cierto modo, un vehículo mortuorio, y en la novela de Houellebecq la gente se asoma a la muerte o acompaña al otro a morir o bien, simplemente, muere. El autor de ‘Las partículas elementales’, y de ese ya extenso corpus que profundiza en la vida sin norte del occidental moderno, no se ahorra ni el dolor ni la reflexión que se desprende del hecho de sufrir.