Pablo Picasso no sabía nadar. Pero ahí está, en varias fotografías tomadas por su amigo Lucien Clergue, dándose un chapuzón y flotando en el agua con movimientos que parecen algo inseguros en la costa francesa. En otras aparece el pintor en 1965, en batín en su casa de Notre-Dame-de-Vie, con su esposa Jacqueline Roque, bailando en una fiesta gitana, mirando el reloj en una terraza tras tomar un refresco o en corridas de toros, a las que tan aficionado era. Son algunas de las escenas de la intimidad y la cotidianidad del artista en el sur de Francia que captó el objetivo de Clergue (1934-2014) y que son "el diario de su amistad y las efemérides de una vida de complicidades y del ocio compartido", apunta Emmanuel Guigon, director del Museo Picasso de Barcelona, que inaugura una exposición con 240 fotos en blanco y negro del fotógrafo francés del total de 595 que forman parte de la colección del centro, que las compró en 2016.
Doble oferta expositiva
Un Picasso íntimo y cotidiano, en el objetivo de Lucien Clergue
El Museu Picasso de Barcelona inaugura una exposición con 240 imágenes del fotógrafo francés que son testimonio de su amistad con el pintor
En paralelo, el centro abre una muestra sobre el ingente trabajo de catalogación de los grabados del artista que realizó Brigitte Baer
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