"Mándeme algo de dinero para evitar que me muera de hambre", escribió Paul Verlaine a su editor. Como el poeta francés, muchos han sido tradicionalmente los apuros económicos de los escritores. Algunos como Valle-Inclán o Edgar Allan Poe murieron en la más descarnada pobreza. Cervantes y Balzac hicieron todo un arte del escapar de los acreedores y de hecho el primero reconvirtió ese saber en profesión como recaudador de impuestos. Otros como Franz Kafka o Emily Dickinson jamás llegaron a saber los 'royalties' que con el tiempo generaría su trabajo y, por supuesto, su posición crucial en la historia de la literatura. La buena recepción comercial no garantiza la pervivencia.
Industria editorial
Los trabajos que ayudaron a los escritores a no morirse de hambre
Valle-Inclán, Edgar Allan Poe, Cervantes y Balzac pasaron apuros económicos
Bulgákov, Chéjov y Céline compaginaron la escritura con el ejercicio de la medicina
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