Ya se han apagado las voces y los ecos del manotazo duro, del golpe de lado, del hachazo imprevisible y comicida, del guantazo brutal del men in black que casi derribó a Chris Rock by the face. Pero el tío se mantuvo firme como su apellido: apenas un aspaviento, un uy descafeinado, una mirada incrédula y estrábica. Después del cisco machirulo, los cómicos han visto las orejas al lobo, y se piensan los chistes dos veces para que no sean demasiado sebáceos, y si es necesario se recogen en sus guaridas como Chiquito de la Calzada volvía a sus guarreridas. Y los Gargantúas y las gargantas profundas, antes tan crueles como pantagruélicas, se tapan en el burladero como los banderilleros cabales, y se retiran a verlas venir no sea que se escape un soplamocos y les acierte en mitad de una rutina.
Periféricos y consumibles
El camino que lleva a Bel Air
Chiquito de la Calzada /
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