"Todos somos misteriosas mitologías". Esa es la conclusión a la que llega Lucy Barton después de examinar su relación con William Gerhardt, su primer marido, padre de sus dos hijas, al que abandonó por sus infidelidades pero con el que sigue teniendo una buena amistad. Conocemos a Lucy por 'Me llamo Lucy Barton' y 'Todo es posible', aunque nunca nos cansaríamos de escucharla, porque Elizabeth Strout (Portland, Maryland, 1956) la construye, en efecto, como una mitología que se explica a sí misma en sus enigmas, en sus contradicciones, pero también en su capacidad para alumbrar el significado de su confusión o su lucidez. Es extraño, pues, porque la franqueza con que Barton nos cuenta lo que piensa y lo que siente -o el porqué de sus acciones, a veces enemigas de sus deseos- no resulta molesta u obvia. En su transparencia está ese misterio que queremos seguir descifrando.
Libro de la semana
Crítica de 'Ay, William', de Elizabeth Strout: la verdad ante todo
La nueva novela de la autora estadounidense, protagonizada de nuevo por Lucy Barton, es también la historia de dos mujeres que decidieron dejar de ser invisibles
La escritora Elizabeth Strout. /
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