En tiempos del cólera era el Amor una cosa mayúscula. En tiempos de SARS-CoV-2, pasa todo por hacer la señal de la santa 'crush', encomendarse a san Tinder y aprender unos pasos de reguetón o unas rimas de trap, y tener un rollo con malotes y malotas donde uno la lía de rosa en el chándal y encadenado de oro. Pienso en estas cosas del amor y sus afueras después de recibir una fotografía que me envía mi amigo Pedro -'mon semblable, mon frère'- de una pintada en la pared trasera del Museo-Casa Colón de Valladolid, justo en la que da a la plaza donde se ubica la librería El Árbol de las Letras. Él es profesor de Clásicas, traductor de Marcial y experto siglodorista, y ha visto un rayo de esperanza en la frase escrita toscamente en el muro: “Te quiero libre es un pleonasmo” (“exceso o redundancia de palabras”, según el DLE). Y me dice esperanzado: “No me dirás que no tiene su miga ver ese helenismo en una pared, según andan las cosas”.
Periféricos y consumibles
¿Me quieres, figura?
Pintada en la pared trasera del Museo-Casa Colón de Valladolid /
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