Quizás haya una escritura más peliaguda que la escritura del yo: la escritura del otro o el llamado género biográfico. Joan Todó, poeta diestro y sabio, es consciente de ello y en su aproximación —por encargo—a la vida del desconocido escritor Joaquim Soler i Ferret (Barcelona, 1940-1993), 'La verda és porta' (Godall Edicions) juega con un doble comienzo: por un lado, reconstruye con una ficción al estilo Soler sus últimos días en el hospital, víctima de un cáncer y, por el otro, ilumina con el ensayo el recorrido vital y creativo del escritor, relacionándolo con el contexto social e histórico que le tocó vivir. El período va desde el franquismo hasta los Juegos Olímpicos, pasando por la Transición; hablamos de la llamada generación de los 70. Todó despliega una pericia deslumbrante a la hora de transmitir, en el primer comienzo, la personalidad inquieta, picante y desmesurada de Soler, e inventa una trama en la que el escritor se pasa definitivamente al “otro bando”, al mundo abierto de los sueños, tal como al mismo escritor barcelonés le hubiera gustado, “y como deberían morir todos los poetas: soñando”. En el segundo comienzo, más ensayístico, afina con la descripción de una época de eclosión cultural y en la que la literatura catalana se va forjando a medida que se entregan premios como el Josep Pla o el Sant Jordi. El trabajo de Todó es minucioso, y permite comprender cómo se cocieron desde dentro colectivos tan claves para la recuperación cultural como el Ofèlia Dracs.
El libro de la semana
Crítica de 'La verda és porta': Quim Soler, un antihéroe de las letras
El poeta Joan Todó aborda un libro sobre el desconocido autor de la generación de los 70, que desborda los límites de la mera biografía
Joan Todó /
Temas
Lo más visto
- La Generalitat dará 15.876 euros a los catalanes menores de 30 años que se den de alta como autónomos
- Barcelona retoma el reto de brindar por fin a la Sagrada Família su escalinata
- La Guàrdia Urbana de Badalona no puede tramitar denuncias porque no tiene papel
- Albiol deja en la calle a los ocupas de uno de los edificios de Badalona desalojados tras el derrumbe mortal
- El pantano de Talarn llega al máximo de su capacidad y empieza a desembalsar agua