Periféricos y consumibles

Bendición navideña

Iluminación navideña en Barcelona / Jordi Cotrina

Benditos los que cargan con dócil diligencia sus pecados de pensamiento, palabra, obra o misión imposible. Sé que de ellos es el reino de la cálida química y los remordimientos y el insomnio. Benditos los que un día dejaron de dar cuerda a sus relojes, surfearon la nata de las horas ―por todas heridos y por la última muertos―, y lograron que el tiempo se parara entre las piedras de un descampado adolescente. Benditos los centauros del desierto y los siete magníficos y todos los que un día feliz amanecieron conmigo después de regresar de la batalla sin demasiadas bajas, con el agrio sabor en la garganta de otra victoria pírrica que solo conseguimos por mágica inconsciencia.