Nos encontrábamos la otra tarde preparando el menú de la cena para nuestros distinguidos comensales —un muy británico ‘fish pie’ con sobras de merluza y bacalao—, sentados en torno a la mesa de la cocina, frente a un buen montón de patatas por pelar, cuando a uno de los pinches, de ascendencia irlandesa, le dio por recordar las fatigas que habían pasado sus ancestros durante la hambruna de la patata. ¡Ah, qué época tan terrible! Los ‘hungry forties’, los famélicos años 40 del siglo XIX, cuando una crisis comercial de órdago se conjuró con un hongo maldito que arruinó la cosecha de patata de todo el continente. En la verde Irlanda, tan dependiente su dieta del tubérculo, el descalabro se prolongó durante años por una suma de mala fortuna, negligencia y el absentismo terrateniente. ¡Un millón de muertos! El zarpazo aún palpita en la memoria colectiva.
HOTEL CADOGAN
Pollo asado y vino Tokay en el castillo de Drácula
La cena en la versión de ’Dracula’ de Coppola (1992)
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