Cada quien sobrelleva sus debilidades como puede, y en nosotros -¿a qué negarlo?- las viviendas malditas ejercen una fascinación fortísima. Aunque entre los muros del Hotel Cadogan cohabitamos vivos y muertos, aunque disponemos de mesas flotantes, alcobas cuyas puertas jamás se abren y espejos suntuosos que no proyectan reflejo humano alguno, aunque deberíamos, digo, estar cauterizados e incluso hastiados ante manifestaciones de ese jaez, seguimos arrodillados de miedito gustoso ante panteones, urbanizaciones en declive y fábricas abandonadas. Por culpa de la atracción magnética hacia la arquitectura espectral, hemos descorchado una botella del mejor clarete provenzal tras enterarnos de que el libro 'Infestación. Una historia cultural de las casas encantadas', publicado por la joven editorial Dilatando Mentes, ya ha alcanzado la segunda edición.
Hotel Cadogan
El gran libro de las mansiones malditas
El ensayo ‘Infestación’ ahonda en los porqués de la fascinación por las arquitecturas encantadas desde el siglo XIX
Una de las ilustraciones que aparecen en ’Infestación’.
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