A lo largo de toda su carrera, Paul Verhoeven se ha dedicado a conciencia a atentar contra la correción moral explorando el sexo, la violencia y otros asuntos de cabecera; lo hizo en sus primeras películas, rodadas en su Holanda natal -’Delicias turcas’ (1973), ‘El cuarto hombre’ (1983)-, y luego explotó esa fórmula en Hollywood a través de títulos impactantes y subversivos como ‘RoboCop’ (1987), ‘Instinto básico’ (1992) y ‘Showgirls’ (1995) hasta que su permanente capacidad para difuminar la línea divisoria entre los sublime y lo ridículo terminó por convertirlo en algo parecido a un apestado. Y lo más notorio de su reinserción en la escena cinematográfica, esta vez merecidamente elevado a la categoría de maestro, es que la ha logrado a su manera, sin amilanarse ni dar su brazo a torcer. Lo demostró con ‘Elle’ (2016), incorrectísima reflexión sobre el asunto de los abusos sexuales, y ahora lo confirma con ‘Benedetta’, que desde mucho antes de presentarse este viernes a concurso en el Festival de Cannes es conocida como “la película de las monjas lesbianas”. El escándalo, cómo no, está asegurado.
Festival de Cannes
'Benedetta': con Verhoeven llegó el escándalo a Cannes
El siempre provocador director de ‘Instinto básico’, ‘RoboCop’ y ‘Elle’ presenta a concurso ‘Benedetta’, incorrecto y malicioso acercamiento a la figura real de Benedetta Carlini, una abadesa del siglo XVII que mantuvo una relación lésbica con otra monja.
Paul Verhoeven, con las protagonistas de ’Benedetta’, VIrginie Efira (izquierda) y Daphne Patakia, en Cannes /
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