'El agente topo': un 007 de la tercera edad en los Oscar

La coproducción hispano-chilena ‘El agente topo’ acaba de ser nominada al Oscar al mejor documental. La película de Maite Alberdi se presentaba también como mejor película internacional por Chile, pero no hay que olvidar que dos de los pilares fundamentales del proyecto son las productoras españolas Marisa Fernández Armenteros y María del Puy Alvarado (Malvalanda), que ya sabe lo que es optar a estos premios gracias al cortometraje de Rodrigo Sorogoyen, ‘Madre’. Desde que se estrenó en el pasado Sundance, la recepción crítica de ‘El agente topo’ fue apoteósica (ha aparecido en casi todas las listas de lo mejor del año). Su secreto, hibridar el documental y la ficción a través de la figura de Sergio, un octogenario que es elegido mediante un cásting para infiltrarse en una residencia de ancianos y averiguar si una de las internas está recibiendo un trato adecuado. “La película nació con la voluntad de hibridar el género de detectives con el documental”, contaba Maite Alberdi a EL PERIÓDICO durante el Festival de San Sebastián, donde se alzó con el Premio del Público a la Mejor Película Europea. “Sin embargo, terminó convirtiéndose en un trabajo mucho más observacional sobre la soledad de la tercera edad”. Como dice Marisa Fernández Armenteros, las risas y las lágrimas que se vertieron en Sundance fueron muy diferentes a las que se produjeron en San Sebastián. Entre una proyección y otra, la pandemia generada por el covid-19 lo cambió todo y puso en el punto de mira a los ancianos en las residencias, reduciéndolos prácticamente a cifras de fallecidos. Por eso, la dimensión de la película, inevitablemente, ha cambiado para siempre. Y todavía encoje más por dentro. “Ahora tiene una nueva lectura postpandemia”, continúa Alberdi. “Nosotros queríamos visibilizar el abandono y la necesidad de cariño que tienen nuestros mayores y está claro que toda esta situación no ha hecho más que evidenciar su situación de fragilidad dentro del sistema”. Del humor a la emoción Durante su periplo como 007 geriátrico, Sergio se familiarizará con las nuevas tecnologías para ir enviando sus informes por WhattsApp o FaceTime. Será un auténtico desastre, pero le pondrá toda la ilusión del mundo generando un buen puñado de situaciones cómicas. Poco a poco, el inicial punto de partida se irá diluyendo a medida que nuestro intrépido protagonista entable una verdadera relación de amistad con esas ‘ancianitas’ (como él las llama) que forman parte de ese microuniverso. El lado humano terminará ganando la partida al 'noir' y la denuncia social cobrará un inesperado sentido. Maite Alberdi estuvo tres meses rodando en la residencia y grabo alrededor de 400 horas. Dijo que estaba haciendo un documental sobre los nuevos inquilinos con la excusa de filmar a Sergio y su enfoque estando allí cambio por completo. Esperó con paciencia y observó, y las historias de las protagonistas fueron adquiriendo un peso específico hasta llenar la película de verdadera emoción. Así, la comicidad inicial (con algunos momentos realmente gloriosos) se irá poco a poco transformando en un delicado drama humano. ‘El agente topo’ habla de la necesidad de tener esperanza en un entorno donde precisamente parece haberse perdido, pero no es un documental que se recree en la miseria. Alberdi quería jugar con todos los elementos con los que contaba y terminó dándole la vuelta a los patrones prestablecidos porque así se lo pedía su mirada. "Creo que el documental es un género muy libre. Como además suele ser autofinanciado tiene un carácter artesanal y se atreve a probar cosas muy diferentes”, dice Fernández Armenteros. En ese sentido, es el trabajo más original que compite en la categoría de documental este año, donde se medirá con la rumana y también favorita ‘Collective’, las estadounidenses ‘Campamento extraordinario’ y ‘Time’, y la surafricana ‘Lo que el pulpo me enseñó’.

'El agente topo': un 007 de la tercera edad en los Oscar

La aplaudida película de Maite Alberdi, que llega este viernes a nuestros cines, opta a la estatuilla a mejor documental

El filme hibrida realidad y ficción a través de la figura de un octogenario que se infiltra en una residencia de ancianos para averiguar si una de las internas está recibiendo un trato adecuado

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