Celia es maestra en un pueblo palentino. Por su experiencia con los cuentos leídos en clase, sabe que la lectura compartida es el momento más profundo, duradero y gratificante de cuantos se viven en el aula. La atención, el recogimiento, la proyección imaginativa, la vivencia psíquica y física son tales que “podría decirse que es una experiencia total”, me dice. Pienso en los cuentos y en su poder recién terminada la lectura de ´'Literatura', la novela de Daniel Remón, que resulta ser una sutil, emocionante y efectiva amalgama de cuento tradicional, ficción pura, autoficción, metaficción y el resto de variantes que han generado el yo, el ello, el superyó y el 'Pocoyo' cuando se han dado de bruces con la realidad a través de múltiples técnicas y formas narrativas, mezcladas y agitadas como en una buena telenovela, como en la vida misma, que tanto molestan a los 007 de la corrección literaria con licencia para matar (aunque sea de mentira).
Periféricos y consumibles
'Literatura' y otros cuentos felices
Leo la novela de Daniel Remón y me acuerdo de Celia, la maestra, leyendo a sus alumnos. Una voz infantil, terminada la lectura, le dice muy bajito: “Otro cuento, profe, porfa”.
Daniel Remón, fotografiado en Madrid. /
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