Mientras recuerda el trágico éxodo a Francia que 450.000 republicanos españoles experimentaron en 1939 y las terribles condiciones de vida a las que fueron sometidos por los galos, el dibujante Aurel se fija en la fascinante peripecia de su ilustre colega Josep Bartolí, luchador antifranquista -y fugitivo de la Gestapo tras salir de los campos franceses, y amante de Frida Kahlo en México, y amigo de Jackson Pollock y Mark Rothko en Estados Unidos- que siempre usó sus lápices y sus pinceles para atestiguar su compromiso con libertad.
‘Josep’ adopta la forma de una sucesión de recuerdos que un anciano le relata a su nieto y, mientras salta de una época a otra, adapta las líneas y las formas al momento recreado. La animación a ratos es espectral y a ratos rotunda y luminosa, varias secuencias son meros bocetos que evocan el carácter difuso de la memoria, y otras se asoman al terreno de la abstracción; algunos pasajes citan explícitamente la obra de Bartolí. Y, en todo momento, Aurel compone imágenes que son elegantes y hermosas, y sutilmente elocuentes para evocar tanto lo histórico como lo íntimo; dibujos que testimonian la capacidad del arte gráfico
para ejercer la resistencia, y demuestran que quienes en su día huyeron de la guerra y fueron tratados con inhumanidad son perfectamente válidos para ilustrar una de las grandes lacras de nuestro tiempo.