CONCIERTOS INCLUSIVOS

La música también es para los sordos

Siglos después que Beethoven demostrara que se podía componer música sin oír, los conciertos inclusivos son cada vez más frecuentes

Un momento del concierto de enCantados de ’Las Isabeles’. / JOAN MATEU PARRA

No hace falta escuchar para emocionarse con la música. Beethoven siguió componiendo tras quedarse sordo. El mensaje musical puede llegar también a las personas sordas si los músicos van acompañados de un intérprete en lengua de signos que previamente haya estudiado las letras de las canciones para poder transmitirlas. Y, ¿si no hay letra? Entonces basta con permitir que los sordos se sitúen cerca de un bafle para que puedan sentir toda la potencia de las vibraciones. ¿Y si no hay altavoces? En ese caso lo ideal sería que los sordos pudieran ponerse lo más cerca de los instrumentistas y, a poder ser, poner las manos en el instrumento para percibir su vibración. Seguir un concierto desde primera fila o casi con un globo hinchado al que abrazan también es otra forma de percibir las vibraciones y conectar con el sonido.

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