En la vida hay finales que parecen escritos por un guionista en estado de gracia. Como el del pintor valenciano José Segrelles (1885-1969). Segrelles murió en la tarde del 3 de marzo de 1969, justo después de haber contemplado por televisión cómo despegaba el Apolo IX, la primera misión espacial estadounidense que llevaba incorporado un módulo lunar. En realidad, él ya no tenía necesidad de ver más. "Estos americanos se creen que van a ser los primeros en llegar a la Luna, pero yo ya he estado allí. Y en Marte, y en otros planetas", había dicho solo unas semanas antes. Y no mentía. En su imaginación inagotable, Segrelles había viajado por toda la galaxia y había dejado testimonio de sus visiones en una serie de cuadros asombrosos que anticipan de manera prodigiosa algunas de las imágenes más recurrentes del cine de ciencia ficción moderno.