Se dice cada día “papel”, “tengo que entregar un papel”, “pásame ese papel”, “lo tengo anotado en un papel”; quizá no tanto como antes, pero se dice; de modo que, si estamos sitiados por algo aparte de la duda, de los rayos del sol, del silencio y del ruido y de las gaviotas que se aventuran tierra adentro… y de los móviles, y de los mosquitos en verano, y de las series de moda y de las uñas largas hasta lo improbable… Estamos sitiados por el papel. Su utilidad, su romanticismo (lo tiene), su historia, su evolución (también la tiene), en fin, todo lo que siempre quiso saber sobre el papel y nunca se atrevió a preguntar está en el Museu Molí Paperer de Capellades: porque aquí el papel ha sido protagonista desde hace siglos y era cuestión de tiempo y lógica que le hicieran un museo.
MUSEOS SINGULARES (3)
El papel, la joya que no brilla
El Museu Molí Paperer de Capellades muestra cómo se hacía el papel hace 300 años en un viejo molino que aún funciona como las fábricas de antaño
Uno de los rincones del museo. /
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