El Josep Pla que acude asiduamente al Motel Empordà, en la avenida Salvador Dalí de Figueres, ya no es aquel corresponsal todoterreno que había recorrido el mundo de punta a cabo, sino un septuagenario aquejado de insomnio y lleno de achaques que se sienta a la mesa 26, a resguardo tras una vitrina con recuerdos, desde donde controla quién entra y quién sale del comedor. Cuesta poco imaginarlo en su escondite, observando al personal con ojillos ávidos mientras lía un ‘caldo’ de picadura. Muy a menudo se queda a dormir, por así decirlo, siempre en la misma habitación, la 103, que le reservan el dueño del establecimiento, Josep Mercader, y luego su yerno y sucesor, Jaume Subirós, actual chef del Motel.
UNA HABITACIÓN CON VISTAS (3)
La sopa de 'farigola' de Josep Pla
La editorial Gavarres publica un libro sobre las torrenciales sobremesas del escritor en el Motel Empordà
El 'homenot' solo degustaba platos blandos en sus frecuentes visitas al establecimiento de Figueres
Josep Pla, rodeado de libros y liándose un pitillo, en la cama de la habitación de su madre, en la masía de Llofriu, donde murió en abril de 1981. /
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