El tándem formado por Mariano Cohn y Gastón Duprat se dio a conocer gracias a películas como ‘El hombre de al lado’ y ‘El ciudadano ilustre’, que desplegaban buenas dosis de vitriolo en torno al mundo en el que vivimos y abordaban temas como la hipocresía y las diferencias de clase desde un punto de vista casi despiadado.

En su primera película en solitario, Mariano Cohn continúa apostando por la incomodidad al abordar un debate encendido en su país como es el de la inseguridad ciudadana a través de la historia de un joven ladrón que se queda encerrado en el coche que iba a robar y termina siendo torturado a distancia por el propietario que pretende darle una lección tomándose la justicia por su mano.

La ambigüedad siempre planea por este tipo de planteamientos y a Cohn no parece importarle introducirse de lleno en aguas pantanosas en lo que se refiere al punto de vista moral y los códigos del cine ideológicamente resbaladizo. Lo que sí que consigue con bastante habilidad es componer un 'thriller' claustrofóbico y febril, que en muchos aspectos podría parecerse a ‘Buried’, en el que demuestra su capacidad para sacarle partido a un mínimo espacio como es el de un automóvil, para generar tensión de una manera imaginativa.