Es raro ver colas en los museos. Salvo en lugares globalmente estelares y turísticos, o puntuales fines de semana en que una exposición con sesgo popular revienta el aforo de una pinacoteca desacostumbrada a lo masivo, no suelen ser lugares de espera. Por eso tiene el rango de noticia que pequeños grupos de impacientes amantes del arte hayan dado esa imagen casi todos los días que ha tenido lugar la reapertura de un museo en Barcelona, algo que ha ocurrido durante las últimas tres semanas con la constancia de un grifo que alguien ha dejado mal cerrado. Tras la reapertura total de la Fundació Tàpies el pasado viernes, se puede decir que casi todos los grandes museos de la ciudad han vuelto a la actividad tras la parálisis obligada por el confinamiento. No, no han sido colas de estadio. Sí, muchos habían reservado hora. Pero entre tanta incertidumbre, es la clase de pequeño fenómeno que llama al optimismo.
DESESCALADA CULTURAL
Así late el corazón de los museos tras la reapertura
Las pinacotecas de Barcelona encaran con ilusión la etapa post confinamiento tras una vuelta a la actividad llena de señales halagüeñas
Visitantes el día de la reapertura en el MNAC. /
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